lunes, 31 de enero de 2022

Preparando los próximos retos.

Buscando nuevos objetivos.

Como siempre pasa, después de terminar una carrera tengo unos días de subidón en los que estoy deseando volverme a poner un dorsal al pecho. Por tanto, suelo aprovechar estos días para apuntarme en otras carreras y empezar a planificarme el calendario.

En este caso, dado que acabo de terminar un 10K donde a pesar del buen resultado tuve unas sensaciones iniciales malísimas, he querido probarme la semana que viene en una carrera de solo 5 kilómetros para ver que tal responden las piernas sin ponerme mucha exigencia.

La carrera en cuestión es la X Carrera por la Salud mental, organizada por la Fundación Manantial y que será además mi 10ª carrera popular. Así que nada mejor que celebrar mis primeros 10 dorsales aportando en una iniciativa solidaria.



El recorrido tendrá lugar en un circuito de ida y vuelta entre el Parque del Oeste y Alonso Martínez y con un bonito sube-baja que me hará dar lo mejor de mí.


Al mismo tiempo y con vistas a mi objetivo futuro de plantearme una media maratón, me he inscrito en la VII 15 Km MetLife Madrid Activa, una carrera de 15 Km que va a resultar todo un desafío para mí que nunca he superado los 10 Km.

Seguramente este objetivo se me quede un poco largo, pero me apetece enfrentarme a la sensación de una distancia mucho más exigente y ver si puedo dar la talla. Así que desde hoy toca un plan de entrenamiento más riguroso y exigente que lo que he hecho hasta ahora.


Por tanto, dos nuevos objetivos en el horizonte y de nuevo unas ganas locas de ponerme las zapatillas y empezar a quemar kilómetros,

¡Nos vemos en las calles!

domingo, 30 de enero de 2022

10K: V Carrera Fundación Real Madrid

V Carrera Fundación Real Madrid

Los previos

Llevo algún tiempo sin escribir por la única razón de que con mi ajetreada vida personal he tenido muy poco tiempo para salir a entrenar y en estas circunstancias llegaba al final de Enero sin haber corrido ni una carrera y empezar mal mi propósito de 2022 de correr al menos una vez por mes. 

Además he descubierto con horror que, no sé si por haber tenido el Covid sin saberlo o cualquier otra razón, de repente estoy terriblemente flojo. Acostumbrado en los primeros días de enero a rodajes de al menos 6 kilómetros y con un ritmo cercano a los 5:30, en los últimos días que he salido he sido incapaz de dar la talla y en más de una ocasión he tenido que pararme a los 3 o 4 km por no dar más de mí.

Así que anoche mientras me preparaba para la que sería mi primera carrera del año y esta mañana mientras me vestía tenía una espantosa sensación: No quiero correr.

Sin embargo, un poco porque soy cabezota y otro poco por "yo lo he pagado, yo corro" me he plantado en la línea de salida con una sensación muy desagradable.

Así pues, dorsal 1204 en mitad de la Castellana, al lado de los Nuevos Ministerios con el himno del Real Madrid sonando a todo trapo, bastante más gente de la que esperaba para ser una carrera "minoritaria" y en general me ha sorprendido la cantidad de gente con la camiseta oficial. Ya sabéis que me encanta la "marea de color". Es decir, cuando ves a todos los participantes avanzar a la vez luciendo el color de la camiseta de la carrera.

Supongo que el hecho de ser una carrera promovida por un club de fútbol hace que participe gente más afín y que sea más fácil que quieran ponerse el logo al pecho.

Normalmente disfruto del ambiente, me gusta mezclarme y sentir que formo parte de la marea de color pero hoy creo que tenía más ganas de irme que de quedarme. ¡Qué mala es la mente!

La carrera

En estas circunstancias estaba, sintiéndome incómodo con mi estado y viendo como iban dando la salida a las olas que me precedían y al contrario que otras veces, estaba tan poco absorto que hasta me he acordado de sacar fotos y poner el reloj con tiempo, cosas que casi nunca hago.

Listo para empezar... ¿o irme?

De repente ha sonado el disparo de salida y cuando llega ese momento, de una forma o de otra ya no hay vuelta atrás.

Tenía la sensación de haber salido muy rápido y he querido controlar mi impulso inicial de no dejarme llevar con el subidón, pero cuando he mirado el reloj me he decepcionado un poco. A pesar de t5ener la sensación de ir a tope estaba yendo a 6:30, así que en lugar de frenar me ha pasado lo que nunca antes, he querido acelerar.

El primer kilómetro se me ha hecho muy duro, cuesta arriba por la Castellana, mirando incrédulo el reloj que no bajaba de 6:30 y una sensación de ir fundido desde la salida.

Me ha venido bien ver que mucha de la gente que estaba conmigo en la salida mantenía un ritmo cercano a los 6, así que contrariamente a lo que siempre hago, me he acercado a ellos para tratar de buscar alguien que me marcase un poco el ritmo, para terminar mi primer kilómetro en 6:12 a pesar de sentir que me estaba dejando el alma.

Los sube y baja de la calle Alberto Alcocer me estaban matando y recordando mis peores momentos de la EDP Rock and Roll mi estómago parecía una orquesta de cumbia, dando saltos sin parar. ¡No estaba siendo mi carrera! 

En este momento había cerrado mi segundo kilómetro a 6:03 y ya estaba buscando la meta porque no podía más. Por suerte las primeras bajadas de Príncipe de Vergara han venido en mi auxilio y además he vuelto a tener a la vista al grupito que intentaba seguir así que me he animado a alcanzarles y tirar a su ritmo todo lo que pudiera.

De esta manera y luchando contra un sinfín de pensamientos negativos que nunca había sentido, he podido mantener el ritmo y cuando me he dado cuenta ya habíamos llegado al Parque de Berlín en torno al kilómetro 4 habiendo recorrido los dos últimos en 5:39 y 5:31. De repente las medias empezaban a ser muy positivas y aunque me sentía muy cansado, no me sentía peor de como había empezado.

A pesar de eso, en ese momento, una bifurcación separaba los caminos de 10K y 5K y os prometo que nunca he sentido tantas ganas de irme por el camino corto, pero después de regañarme a mi mismo con mi voz interior más severa no me ha quedado más remedio que agachar la cabeza y cruzar obediente la Plaza de Cataluña rumbo a mis próximos 6 Km.

En ese momento en el que ya me he animado a seguir en carrera, el resto de mi cuerpo ha decidido alinearse con mis pensamientos y a empezado a tirar más fuerte. Reconozco que el que todo ese tramo fuera cuesta abajo me ha servido para poder subir el ritmo sin resentirme mucho y animarme al ver cómo llegaba al ecuador de la carrera con otro parcial de 5:31.

Parciales de los primeros 5 km

A partir de ahí me he reconocido a mí mismo y por fin he empezado a hacer mis típicos cálculos a lo cuento de la lechera para poder llegar en menos de una hora. "Si mantengo este ritmo otro kilómetro más, podré perder 20 segundos por kilómetro cuando llegue a la cuesta arriba...". Sé que soy un maldito enfermo, pero son las cosas que me ayudan a centrarme en la carrera y a ir poniéndome pequeñas metas que me mantienen motivado durante el recorrido.

Seguía sintiendo el estómago dando saltos, pero he decidido que me daba igual y el avituallamiento, aunque muy frío ya que nadie daba un mísero ánimo, me ha sentado de perlas para recuperar sensaciones más agradables.

Por fin estaba disfrutando de la carrera y recorrer nuevamente Serrano que me recuerda a la EDP Rock and Roll y a mi reciente San Silvestre Vallecana me ha dado alas. Moverme sobre territorio conocido siempre te da confianza y hasta ahora, salvo el tramo de la Castellana, solo había ido por zonas que solo conocía yendo en coche.

Cerrar el kilómetro 6 a 5:26, además con un muy acertado cartel puesto por la organización "Ya lleváis más de la mitad, ánimo" y dándome cuenta de que aún tenía al menos otro kilómetro más cuesta abajo antes de enfrentarme a la cuesta arriba ha terminado de animarme a seguir tirando fuerte y casi ni me he enterado del recorrido hasta llegar a la Puerta de Alcalá tras terminar en 5:32 el kilómetro 7. De repente las cuentas me daban y todo tenía muy buena pinta.

Confieso que me preocupaba muchísimo enfrentarme a la subida desde las Cibeles hasta nuevos Ministerios, pero cuando he empezar a subir por Recoletos me he dado cuenta de que tenía la Plaza de Colón y ni siquiera me parecía muy lejana. Había cerrado el kilómetro 8 a unos increíbles 5:19 y me sentía mejor que nunca.

Vale, en este momento la euforia se me estaba gastando a medida que continuaba subiendo, pero a pesar de ir jadeando como un perro en verano, no me sentía tan mal. Aunque la subida era dura, no me estaba costando ni la mitad de lo que temía y me veía capaz de mantener al menos un ritmo de 5:40.

En ese momento y tras haber comprobado en un par de punto kilométricos que llevaba unos 200 metros de diferencia contra mi GPS ya solo era cuestión de seguir apretando mientras entretenía mi mente haciendo cálculos. "Si en el kilómetro 7 llevaba 130 metros de diferencia y ahora estamos llegando al 9, entonces me faltan..." pero sinceramente, me sentía a tope y no me hacía ni falta.

En ese momento paso delante de dos chicas que nos animaban en Colón como si no hubiera mañana -las únicas de toda la carrera-, dándome el impulso suficiente para el último tirón cuando quedaban apenas quedaban 1.000 metros. Siendo sincero, me daba miedo dar un último sprint y quedarme seco, pero ahora a toro pasado siento que podría haber apretado un poco más.

A pesar de todo, he cruzado la meta dando todo lo que me quedaba y al mirar el reloj he visto con mucha sorpresa un tiempo de unos 57:35. De hecho, casi 200 metros antes ya me había saltado el aviso de haber hecho MMP de 10K en 56:31. ¡Tengo que aprender a correr por los puntos de menor distancia!

En cualquiera de los casos me llevo dos inesperados MMP: Mis mejores 10 Kilómetros y mi mejor tiempo oficial en un 10K.

Un placer inesperado

Conclusiones

En mis últimas carreras iba con muchas ilusiones: Bien porque me encantaba el concepto de la carrera en sí misma como la Carrera contra el cáncer, el recorrido como la EDP Rock and Roll, o su historial como la San Sivestre Vallecana y en todas ellas, a pesar de haber disfrutado mucho siempre he terminado con un cierto saborcillo amargo en la boca por no haberme sentido tan especial como esperaba.

En esta carrera no esperaba nada bueno, de hecho me esperaba cosas muy negativas: Sentirme fatal, no poder terminar y volver a casa con el rabo entre las piernas. Sin embargo, a pesar de que como carrera en sí ha sido mucho más pequeña, fría y sin el sabor de las otras me ha dejado un gran sabor de boca.

En primer lugar porque, aunque es cierto que tenía sus fallos, como por ejemplo que la medalla finisher te la dieran al recoger el dorsal ¡Antes de la carrera! o que ni el avituallamiento final ni la bolsa del corredor tuviera nada sólido. ¡Un platanito siempre viene bien!, estaba lo bastante bien organizada con todas esas cosas básicas que deberían venir por defecto como guardarropa, avituallamiento intermedio... etc. que he echado mucho en falta en carreras que tienen un cartel muy superior a esta.

En segundo y el más importante porque es la primera vez que he conseguido cambiar mis pensamientos desde lo más negativo a lo más positivo y he podido reconducir una carrera que había empezado fatal.

Es cierto que en otras carreras como la EDP Rock and Roll había tenido malas sensaciones al principio o momentos de flaqueza, pero eran carreras a las que llegaba con muchas ganas y con todas las expectativas puestas, por lo que a nada que empezaron a salir bien las cosas me fue muy fácil cambiar el chip. 

En este caso, en torno al kilómetro 4 no tenía nada que me mantuviera en la carrera y solo quería, como diría Mafalda, "que paren el mundo que me quiero bajar".

Por tanto me llevo el enorme aprendizaje de que en las carreras como en la vida no siempre estamos como nos gustaría, pero seguimos teniendo el potencial de hacer que las cosas sean diferentes. No siempre que empiece mal voy a ser capaz de darle la vuelta a la tortilla hasta un MMP, pero es bueno saber que tendré las herramientas para dejar de pensar en lo que no debo y cambiar mi forma de aforntarlo.

Al final, tiempo oficial ¡57:30! mi tercer Sub-60 y una medalla finisher súper bonita.

Una más para la colección.
¡Nos vemos en las calles!

martes, 11 de enero de 2022

Entrevista en EduTri3

Hoy he tenido el inmenso placer de aparecer en el fenomenal blog de EduTri3 en su sección de El Rincón del corredor popular con una de sus entrevistas en 20 preguntas para hablar un poquito de mis aventuras como corredor popular.


Si alguien no conoce el blog se lo recomiendo encarecidamente ya que publica casi diariamente entrevistas a corredores populares reales -incluso tan novatos como yo- que, además de contar historias de lo más curiosas, te hacen sentirte parte de algo mucho más grande.


Por lo demás el blog es una pasada, tanto en su estética como en su contenido donde podrás encontrar desde noticias del mundo deportivo a sus propias crónicas de las muchas carreras en las que participa. ¡De mayor quiero ser como él!

Por lo demás, os invito a leer en su propio blog la entrevista completa

Cuidado: Leer sus entrevistas puede ser adictivo.

¡Nos vemos en las calles!

lunes, 10 de enero de 2022

Próximo reto: Madrid Vintage Run

Nuevos Retos

Como parte de mis propósitos para este año 2022 tengo previsto el correr al menos 12 carreras populares donde me gustaría que fuese una al mes para terminar con el colofón de la San Silvestre 2022 tal y como ha sucedido este año.

Al mismo tiempo me gustaría empezar a trabajar de manera más constante en la distancia de 10K donde creo que puedo hacer marcas un poquito mejores de las que he hecho hasta ahora. Es por eso que me he propuesto para este año el humilde pero a la vez exigente objetivo de bajar de la frontera de los 55', para lo que aún me queda bajar unos 3 minutos desde mi mejor marca personal. Es decir, 18 segundos el Km... que se dice pronto.

Con todo eso he decidido apuntarme a la Madrid Vintage Run 2022 de este año, que se celebrará el 5 de Junio. ¿Por qué? Pues por varios motivos.


Porque es una carrera homenaje a los corredores ochenteros de nuestros país, cuando aun las largas distancias eran una disciplina para unos pocos locos privilegiados.

  • Porque me parece muy divertida la estética general de la carrera, donde la gente intenta ponerse sus looks runners más viejunos.
  • Porque es una carrera rapidísima al ser todo su recorrido cuesta abajo, con lo cual puedo animarme a atacar mi MMP y tratar de lograr esos Sub 55. De hecho, no solo aspira a ser el 10K más rápido de España, sino también a serlo del mundo.
  • Porque el año pasado los pocos dorsales que salieron volaron en segundos y me quedé con la miel en los labios...
Con todo eso me parecía imposible no inscribirme, así que desde ya tengo un nuevo reto marcado en rojo en mi calendario y con ello una nueva razón para seguir mejorando día a día... 

Además las medallas finisher de esta carrera suelen ser increíbles y tengo ganas de seguir sumando más a mi nueva colección.

¡Nos vemos en las calles! 

domingo, 9 de enero de 2022

Correr por sensaciones

Aprender a correr por sensaciones.

Empiezo a darme cuenta de que en este mundo runner hay dos formas de correr: 

Los que adoran planificar y las métricas y se pasan las carreras mirando el reloj analizando su ritmo en cada tramo que previamente se habían estudiado (Ese podría ser yo, pero aún me cuesta reconocerme como runner)

Los que adoran correr por sensaciones y en en lugar de planificar cada tramo prefieren escuchar a su propio cuerpo en lugar de fijarse en la pantalla de un reloj. (Ese definitivamente no soy yo)

En mis últimas carreras me he dado cuenta de que estoy tan acostumbrado a marcarme unos umbrales de ritmos sobre los que moverme y ceñirme a ellos que cuando me toca improvisar o salirme de lo planificado me cuesta adaptarme. 

A partir de esa idea, hoy, que he vuelto a salir a la calle después de darme unos días de respiro para recuperarme de la San Silvestre Vallecana 2021 me he propuesto correr sin reloj y tratar de escuchar a mi cuerpo.

Para ponérmelo fácil he salido por un recorrido de 6 Km que conozco al dedillo para tratar de empezar por una ruta que conozco y en la que sé dónde se encuentra cada kilómetro y por tanto cómo deberían ser mis sensaciones en dichos puntos corriendo a mis ritmos habituales.

Conclusiones:

  • Mi cuerpo es muy optimista: A pesar de saberme el recorrido y asumir que debería ir casi en automático, tenía la sensación constante de ir más lento de lo normal y trataba de acelerar continuamente. Al final he terminado el recorrido en casi dos minutos menos de lo habitual y completamente fundido. ¡Tengo que depurar esas sensaciones!
  • La experiencia me ha gustado: Reconozco que me he pasado más tiempo tratando de imaginar cuánto tiempo llevaría corriendo o a qué pulsaciones iría que escuchando a mi propio cuerpo, pero ha sido interesante ver como reacciona la mente ante la incertidumbre.
  •  Necesito repetirlo más veces: Al final la experiencia me ha demostrado justo lo que ya sabía, que es el hecho de que no sé correr con cabeza cuando no sé cómo voy y debo aprender a gestionar mejor mis energías. He pasado el entrenamiento pensando que iba lento pero en el último kilómetro he comprendido que al ritmo que iba no habría podido terminar un 10 K.
Estos han sido mis parciales

y estos mis parciales en un entreno semejante en el mismo recorrido.


Como veis hay una diferencia de más de 20 segundos por kilómetro que, aunque me demuestra que puedo hacerlo más rápido, me ha dejado completamente reventado lo cual no es la mejor sensación en un entreno. Seguiremos intentándolo.

Completamente KO.


¡Nos vemos en las calles!

martes, 4 de enero de 2022

Mis logros de 2021

RESUMEN DEL AÑO

Hace unos días que terminó el 2021 y ya es hora de hacer balance de los logros conseguidos en este año y especialmente de todos aquellos que significan haber superado el objetivo que me había planteado.


¿Qué he logrado de lo que me había propuesto en 2020 para este año?

1) Continuidad corriendo: Puede parecer una tontería, pero el principal logro es haber mantenido la constancia a pesar de la pereza, las vacaciones de verano y las lesiones. 

2) Mi primera carrera popular: La carrera del Pollo queda ya lejos en el tiempo, pero fue el primero de mis logros: Atreverme a ponerme un dorsal y terminar la carrera con ganas de más.

3) Mi primera 10K: Lo que me parecía la tan inalcanzable distancia hasta en mis sueños más locos, se convirtió en realidad en la Moonrace (con el tiempo hasta le he cogido cariño) y después de esa 4 más.

4) Terminar la San Silvestre: El que era la madre de todos los objetivos y que en mi mente se convertiría en mi primer 10K. Al final mis sueños se cumplieron, fue mi 5º 10K y no solo lo terminé sino que lo hice en menos de 60'.

Sin embargo, lo mejor ha sido darme cuenta de que he alcanzado cosas que hace un año no me hubiera imaginado que pudiera ponerme como objetivo y que hacen que 2021 sea un año inimaginable a pesar de las circunstancias.
  • Más de 470 Km recorridos, es decir, la distancia de Madrid a Oviedo.
  • Un total de 41 horas corriendo.
  • Casi 10 Kg perdidos.
  • 9 Carreras completadas, para un total de 78K de competición.

Sumando dorsales

Con la motivación de pensar en todo ello me he apuntado a la carrera solidaria Fundación Real Madrid 2022 el 30/01 para poder empezar a sumar logros para este año. Carrera que va derechita a mi lista de próximos retos.



¡Nos vemos en las calles!

sábado, 1 de enero de 2022

10K: San Silvestre Vallecana 2021

San Silvestre Vallecana 2021.

Todo largo camino comienza con un pequeño paso y en mi caso esta historia comienza hace varios años cuando uno de mis tíos, corrió la San Silvestre del año 2005 y se convirtió en un héroe para mí.

En aquellos tiempos las "largas distancias" estaban menos popularizadas de lo que lo están hoy, por lo que en el momento en qué cruzó la meta, pasó a convertirse en un nuevo superhéroe para mi lista. Al fin y al cabo era alguien que, rondando los 40, se atrevía a afrontar distancias y climatologías que parecían de ciencia ficción.

Pasaron los años y con ellos, muchos de mis conocidos se fueron sumando a la distancia más común entre los corredores populares: El 10 K, pero no por ello perdía su halo de inalcanzable y su vitola de conquista solo al alcance de muy pocos hasta que empecé a plantearme el "¿y por qué yo no?" que ha llevado al ser humano tan lejos en su historia y a mí al inicio de una nueva aventura.

A partir de ahí el resto es historia, muchos entrenamientos, algunas decepciones, muchos momentos increíbles y varios desafíos completados hasta llegar a la que sería la carrera con la que empezó todo. Hoy después de más de 15 años me he puesto la camiseta de la San Silvestre Vallecana 2021.

A pesar de mi lesión, me había propuesto como objetivo intentar terminar en menos de una hora para poder convertir la San Silvestre Vallecana 2021 en mi segundo sub 60 oficial del año, sabiendo eso sí, que mi estado de forma no estaba para muchos trotes y más aún para un recorrido tan duro como el de la San Silvestre Vallecana.

Listo para despedir el año de la mejor manera.

La espera.

Como casi siempre ocurre, lo peor de empezar un nuevo camino es la dura espera desde que te lo propones hasta que sucede y en mi caso fueron los eternos casi dos meses desde que compré mi dorsal, recién salido de una lesión, hasta que me puse en la línea de salida dispuesto a cerrar un círculo que comenzó muchos años atrás.

En este largo tiempo he visto como mi estado físico se recuperaba lentamente hasta acercarse levemente a cómo estaba antes de romperme el bíceps femoral pero también he visto como mis compañeros de carrera caían víctimas de este terrible enemigo de nuestro tiempo que es el Covid-19 hasta dejarme solo al pie del cañón así que hoy también corro en su nombre.

Como soy corredor solitario y ya llevo algunas carreras a mis espaldas no me importó plantarme solo en la línea de salida, pero confieso que al ver el fantástico ambiente que se respiraba, tanta gente, todos con la camiseta oficial, muchos de ellos disfrazados y un panorama que casi se parecía más a los carnavales de Tenerife que a una carrera popular me sentí un poco fuera de sitio y me habría gustado tener a alguien con quien compartir la aventura.

Sin embargo, tras unos minutos rondando la zona y empezar a sentirme parte de todo aquello, la sensación de incomodidad se fue diluyendo. Confieso que todavía me siento un poco paranoico con el Covid y procuraba buscar la máxima distancia de seguridad frente al enorme tumulto que crecía por momentos mientras mi oleada, la cuarta, se preparaba para plantarse en la línea de salida.

El ambiente era increíble, muchísimas personas se agolpaban impacientes y un concierto de rock en vivo animaba la salida... La sensación era la que esperaba haberme encontrado en el EDP Rock and Roll en lugar de en esta carrera.

En ese momento tenía una mezcla enorme de pensamientos: Los nervios habituales previos a la carrera, un poquito de respeto a la masa de personas que me rodeaba en un momento en que la pandemia no deja de crecer, diversión y curiosidad por los disfraces que lucían muchos corredores, pero sobre todo un nudo en la garganta por la emoción de encontrarme allí, donde me parecía imposible poder llegar no hacía tanto tiempo.

La salida...

La carrera.

Finalmente, el momento tan esperado llegó a las 17:45 cuando sonaba la bocina que daba comienzo a la carrera, y puse en marcha mi reloj y mi dorsal 14978

Mis piernas tardaron todavía unos segundos en ser conscientes de la situación mientras comenzaba el ascenso por Concha Espina todavía abrumado por la enorme avalancha de personas que me rodeaba.

Los primeros metros fueron muy confusos, había tanta gente que casi no se podía correr y al contrario de lo que me había sucedido en carreras previas había muchísimo público animando desde el primer momento, así que creo que en lugar de sentirme motivado me sentí abrumado mientras enfilaba la calle Serrano esquivando a cientos de corredores y tratando de encontrar mi ritmo.

Con el paso de los metros comencé a disfrutar de la sensación de estar arropado por tanta gente que animaba y por el ambiente festivo de la carrera, siendo al mismo tiempo consciente de que si quería alcanzar mi objetivo debía tratar de cubrir los primeros 7 km en torno a los 5:40 el kilómetro para poder ganar algo de margen para la terrible subida de la Avenida de la Albufera.

Sin embargo, entre lo lento del inicio por la multitud y por lo duro del arranque en la cuesta de Concha Espina, terminé el primer kilómetro en unos 5:55, que a pesar de ser un tiempo más que excelente para mí me dejaba poco margen de cara al futuro, así que con ese pensamiento y sabiendo que los próximos kilómetros eran en bajada aumenté el ritmo dejándome llevar por la marea de colores.

La gente animaba sin parar y te llevaba en volandas así que la Calle Serrano que ya había recorrido varias veces en carreras previas se me hizo extrañamente corta a medida que iba cubriendo metros y aumentando el ritmo y cuando me quise dar cuenta había cerrado el kilómetro 2 en unos 5:33 segundos.

Fue ahí cuando empecé a ser consciente de que a pesar de la ventaja de la cuesta abajo, estaba afrontando la carrera a un ritmo más adecuado para un 5k que para un 10k y que me pasaría factura, pero emperrado como estaba en sacar algunos segundos para el futuro, no me atrevía a bajar el ritmo mientras adelantaba sin parar a gente disfrazada de Goku, Elvis, Langostinos o Super Mario Bros. 

Al ritmo que llevaba enseguida alcancé la Plaza de Colón y seguía sorprendido de la cantidad de gente que animaba desde las aceras y se sacaba fotos con los corredores, haciéndome sentir más parte de una enorme cabalgata de Navidad que de una carrera. Muchos niños extendían las palmas de las manos hacia la carretera esperando que alguno de nosotros les chocase los cinco al pasar en lo que parecía ser una especie de homenaje al mundo pre Covid.

Un poco antes de terminar la calle Serrano, cuando rondaba el kilómetro 3 y mantenía un ritmo de unos 5:40 me crucé con un hombre con una pancarta en la que nos criticaba por propagar el Covid... Reconozco que me sentí un poco culpable de formar parte de una masificación tal, no solo por lo corredores sino por todo el público que generábamos, pero quise engañarme un rato y pensar que estábamos al aire libre y no debía ser tan grave y seguí corriendo.

 Al llegar a la Puerta de Alcalá mis pensamientos negativos se disiparon por completo. Había un escenario con música a todo volumen y luces de colores y una enorme multitud que animaba. Unos corredores disfrazados de los payasos de la tele daban la nota de color y más que nunca tuve la sensación de formar parte más de un enorme espectáculo que de una carrera. 

Me sorprendió descubrir que en lugar de continuar por Alfonso XII girábamos a la derecha para llegar a las Cibeles y seguir por el Paseo del Prado. Confieso que a pesar de mis reticencias por el Covid no podía negarme que el ambiente era increíble y me moría de ganas de sacar el móvil y ponerme a sacar fotos de las luces que cubrían el tramo de la Calle Alcalá. No obstante, sabía que tenía poco margen que perder y quería sacarle el máximo partido al tramo de bajada de la carrera.

El ambientazo

Me hizo mucha gracia ser consciente de estar bajando el Paseo del Prado cuando estaba ya acostumbrado por carreras previas a recorrerlo en sentido ascendente y me sorprendió ver cómo de diferente se nota la inclinación al subir que al bajar. De hecho me dio un poco de vergüenza haber pensado en ese recorrido como una terrible subida cuando ahora mismo apenas era capaz de sacarle algo de partido a la pendiente para ganar algo de ritmo.

A pesar de todo, unos metros más adelante me encontré con el arco que marcaba los primeros 5 kilómetros y descubrí que, había conseguido mantener el ritmo de 5:40 que me había propuesto pero que al mismo tiempo estaba agotado con media carrera por delante. Atocha se veía a unos cuantos cientos de metros y sabía que en breve perdería la ventaja de la cuesta abajo.

Al llegar a Atocha, a pesar del cansancio tuve unos momentos de motivación ya que había un nuevo escenario con música y alrededor una gran multitud de gente animando que una vez más te hacía volar, sin embargo notaba que había empleado, contra toda prudencia, demasiada energía en los primeros kilómetros y estaba empezando a tirar de la reserva. Recordé también que a pesar del pequeño repecho, unos metros más adelante comenzaba una nueva bajada, esta vez la última, hasta llegar al Puente de Vallecas, así que traté de mantener el ritmo al precio que fuera. A pesar de todo, tragué saliva cuando vi que cerraba el kilómetro 6 en 5:56 y aún me esperaba la Avenida de la Albufera.

En ese momento ya iba con la lengua fuera y casi no podía mantener el ritmo ni en los tramos cuesta abajo, así que convertí la carrera en un ejercicio matemático de "¿Cuántos segundos por kilómetro puedo perder para no subir de la hora?". Por suerte ya estaba acercándome al Puente de Vallecas donde un nuevo escenario con música y luces sicodélicas me hicieron distraerme un rato, a pesar de que mis piernas iban fundidas y comenzaba el terrible ascenso.

Los primeros metros de subida me sentí optimista. "¡Pues no era para tanto!" pensé mientras bajaba un pelín el ritmo para no desfondarme y cerrar el kilómetro 8 en 6:11. Según mis cálculos, si era capaz de mantener ese ritmo un kilómetro más llegaría con margen suficiente hasta para bajar un minuto de la hora, pero a medida que iba recorriendo metros la pendiente se iba acentuando y cada vez más gente se rendía de seguir corriendo.

En ese momento el público tiraba más que los que estábamos corriendo. Se escuchaba por todos los lados gritos de "Vamos, que no queda nada" pero ninguno de los que tratábamos de mantener el tipo parecíamos muy confiados... Sentía que mi ritmo se había hecho añicos y un par de vistazos al reloj me revelaron que estaba subiendo a algo más de 7:15 el kilómetro. Mi margen se disolvía como un azucarillo...

En ese momento en el que estaba planteándome si no sería tan malo seguir un ratito caminando, un grupo de chicos de unos 12 años que animaba desde la acera me preguntó el nombre. Con un jadeo confuso les respondí "Miguel" mientras trataba de seguir escalando como fuera, justo cuando el grupito comenzó a animarme a voz en grito "¡¡Miguel, Miguel, Miguel!!" lo que me hizo sonreír para mis adentros y apretar un poco el paso para no decepcionar a mi grupo de seguidores recién fundado. ¡Gracias chavales!

De esta manera y pasándolas realmente canutas comencé a divisar la calle de Carlos Martín Álvarez donde dejaríamos la terrible Avenida de la Albufera para afrontar el que sería el último kilómetro. Me sentía cansado como nunca antes, pero la meta empezaba a estar al alcance de la mano.

En mi cabeza, era el momento de apretar un poco sabiendo que este último kilómetro y pico era casi todo cuesta abajo pero me di cuenta de que las piernas no daban ni un gramo más de sí. A pesar de que intenté exprimirme un poco más para compensar el tiempo perdido en la subida, cerré el kilómetro 9 en 6:31, un tiempo que me dejaba muy cerca y a la vez muy lejos de terminar en menos de una hora. Necesitaba como fuera terminar el último kilómetro en un poco menos de 6 minutos y tal y como iba de fundido no lo veía nada claro.

Mis padres se habían propuesto ir a recibirme a la meta y el último kilómetro me lo pasé tratando de encontrarles entre la multitud mientras intentaba sacar un poco más de combustible del depósito  disfrutando de los últimos ánimos de la gente de Vallecas y apreciando el cambio de paisaje y paisanaje entre los barrios ricos y los pobres de Madrid.

En ese momento en el que me faltaba ya el aire y las piernas se negaban a empujarme un metro más solo esperaba encontrarles cuanto antes y que me sirvieran de ánimo para dar el último acelerón, pero de momento no les encontraba. Apenas quedaban unos 500 metros y ya trataba de sacar energía de donde no la había cuando les encontré. Para mi desgracia yo iba por el lado derecho de la carretera y ellos estaban esperando en la acera izquierda, así que tuve que invertir las últimas energías en cruzar la calle en horizontal para saludarles mientras esquivaba a los corredores que venían por detrás.

Ahora sí, sabía que era el momento de darlo todo y que el margen se había reducido al mínimo. Intenté esprintar pero las piernas ya no daban más de sí, así que me limité a no bajar el ritmo y crucé el arco con el puño en alto y un parcial de 5:50.

Según mi reloj había cruzado en unos 59 minutos y 50 segundos, pero aún tenía que esperar al tiempo oficial... aún así me permití unos segundos de emoción al darme cuenta de que había conseguido terminar el objetivo que me había planteado tanto tiempo atrás y que me había llevado desde ponerme unas zapatillas y rodar unos pocos metros hasta cruzar esta meta.


El cierre.

La verdad es que mis emociones y sensaciones una vez más son confusas. Como me pasa después de cada carrera hay un poco de cal y otro poco de arena.

Lo positivo es sin duda mi propio logro y la emoción que me llevo de haber superado mis metas incluso aquellas que me parecían imposibles.

Por supuesto también el fantástico ambiente que había, la actitud de la gente tanto los corredores como el público. Me ha encantado sentirme tan arropado por tanta gente y sentir como me llevaban en volandas cuando ya no daba más de mí. Ha sido una forma realmente increíble de cerrar el año.

Me ha emocionado ver la diferencia de gente entre los barrios ricos y pobres y sentir como de alguna manera todos podemos estar unidos por una causa común a pesar de tantas desavenencias y me ha dado un poquito de orgullo de haber sido por un día un eslabón en la enorme cadena invisible que nos conecta a todos.

Lo negativo lo pone la situación sanitaria que tenemos. Me da mucha tristeza ver como todos nos hemos convertido en sospechosos y como aunque nos intentamos unir y recuperar ciertas alegrías, seguimos mirándonos todos con sospechas. 

En otro momento habría pensado que esta carrera ha sido un espectáculo pero hoy siento que hemos cruzado los límites de la prudencia. Me deprime sentirme culpable por haber formado parte de esta carrera y saber que en el fondo he sido un poco irresponsable por meterme en un enorme tumulto de personas.

A pesar de todo, lo positivo supera ampliamente a lo negativo y sé que esta ha sido la primera, pero no será mi última San Silvestre. 

Por cierto. Resultado oficial: 59:43 segundos. ¡Justito, pero un nuevo sub 60 para mi colección!

Un nuevo sub 60.

Ahora a buscar nuevos retos y seguir creciendo. 

¡Nos vemos en las calles!