Bueno, ahora que las piernas ya van volviendo a su ser y he tenido tiempo para asentar las emociones vividas, toca hablar del evento que tanto llevaba esperando: El 10K del EDP Rock and Roll 2021.
1) Los horarios: Tengo poca experiencia en estos mundos, pero creo que al intentar poner las 3 carreras: 10K, Media maratón y Maratón en un solo día y con diferentes trazados, además de tener que hacer las salidas espaciadas por oleadas por el Covid han pecado un poco de exceso y han tenido que hacer demasiado amplios los horarios de salida. ¿Por qué digo esto?
Los del 10K comenzábamos a las 7:45 que era aún de noche y no había servicio de guardarropa. Al tener que estar en el cajón en torno a las 7:30 de la mañana, que es una hora en la que ya refresca, nos vimos obligados a ingeniarnos para poder llevar algo de abrigo y se ha visto a demasiada gente correr con mochilas.
Por otro lado, los compañeros de la media maratón salieron en torno a las 11 de la mañana que es demasiado tarde y ya hacía calor y sol suficiente para que no fuera agradable.
2) El Rock: Parece una tontería, pero en una carrera llamada Rock and roll, que patrocina Rock Fm y que presumía en ediciones anteriores de sus conciertos de animación en vivo es algo que ha pasado literalmente de puntillas. En nuestra salida, no sé si por ser tan temprano no ha habido música ni casi noticias del speaker hasta pocos minutos antes de la salida y en el recorrido, tan solo dos puestos de animación consistentes en otro speaker comentando la jugada con poco tino -sin música- y además situados en el kilómetro 1 y 1,5, lo que dejaba demasiado fría el resto de una carrera donde al salir casi de noche no había casi gente en la calle.
3) La organización de la ruta: Había demasiada gente cruzando la calle en demasiados sitios, peatones, bicicletas... y que obligaban en muchos puntos a esquivar. Ha faltado más control en ese aspecto. Tampoco me ha gustado que en pleno momento Covid nos hayan hecho correr por los túneles de Francisco Silvela. Éramos cerca de 2.000 personas pasando simultáneamente, sin mascarilla y apretados por un espacio cerrado y con poca ventilación. Olía a cerrado y el ambiente se notaba cargado.
4) El avituallamiento: Teniendo en cuenta el coste de esta carrera el avituallamiento intermedio me ha parecido pobre y mal gestionado. Tan solo un poco de agua, casi 1 km después de donde nos habían dicho que estaría y sin baños en dicho punto a pesar de las instrucciones. He visto gente preguntar por ellos sin éxito y yo mismo los habría usado gustoso.
5) El chip: Por suerte para mí no he sido uno de los desafortunados, pero casi la mitad de los participantes de la carrera ha tenido un chip defectuoso que no ha registrado su presencia en la misma. Para un evento del calibre que se le supone a este, es un fallo demasiado catastrófico. Como todo en esta vida, si no hay pruebas de que se ha hecho algo, es como si no existiera y en una carrera que además tiene carácter internacional y con tiempo homologado es un desastre sin paliativos que genera una gran frustración entre los participantes desaparecidos.
En resumen, el precio por participar no es pequeño, más aún considerando que la bolsa del corredor ha sido más bien pobre, el grabado de la medalla se cobra aparte, las fotos también... si además tampoco se comprometen a lo mínimo que es animar a los corredores, cuidar el trazado y a medir el tiempo, poco queda que lo justifique...
Ahora sí puedo hablar de mis sensaciones habiendo soltado un poco de lastre.
Llevaba tiempo con esta carrera entre ceja y ceja ya que en mis sueños se trataba de una carrera muy popular y con un gran ambiente. Como ya he comentado, mucho de lo primero, pero poco de lo segundo, pero aún así, las ganas y la emoción lo pueden todo y más aún en un recorrido que prometía mucho.
Desde que uno llega a la puerta del cajón y empieza a calentar, se puede percibir, a pesar de ser aún de noche, el calor de los runners, la mezcla entre emoción e impaciencia, el corazón a tope y el deseo de que suene ese pistoletazo, arrancar y poner en marcha la flamante camiseta rosa con el dorsal 43431.
Frío, sueño y... nervios |
En mis calentamientos, al contrario que en mis últimos entrenos me noto poco fino, siento que la mezcla del café matutino combinado con powerade más el comer en exceso el día anterior y un par de cervezas están haciendo una mezcla explosiva en mi estómago. Sin embargo la adrenalina prevalece y solo estoy deseando empezar, aunque empiezo a sentir que peligra mi objetivo del día, que es bajar de la hora.
La espera se hace eterna porque además salgo del cajón M con la 13ª oleada, que por cosas del Covid se hacen en grupos de 500 personas y con una separación de 2' entre ellas. Eso implica esperar a que salgan todos los que están por delante e ir avanzando mitad andando, mitad trotando hasta la posición de inicio de la siguiente oleada y así hasta llegar a la línea de salida.
Al fin, después de unos 15 minutos y casi 1 km de pequeños avances, nos toca salir. Hoy tengo ganas de marcha y como me he propuesto como sea rebajar esos 60' salgo más fuerte que de costumbre e invierto mis primeros cientos de metros en encontrar un ritmo un pelín inferior a los 6 minutos por kilómetro y quedarme fijo en él.
Lamentablemente Madrid es una ciudad muy poco llana y entre que subimos Castellana y avanzamos por Joaquín Costa descubro que me es difícil mantener estables esos 6 km por minuto que pretendía, así que oscilo entre los 5:40 y los 6:20 tratando de no irme mucho por ningún extremo. Me da mucha vidilla cuando veo que, a pesar de todo, mi ritmo promedio tras los 2 primeros km está en 5:55... Aún queda mucho, pero esto marcha.
A partir de este momento y mientras avanzo por Velázquez noto que tengo el estómago dando saltos y empiezo a no ver una tontería plantearme una "paradita técnica" cuando llegue al avituallamiento, pero de momento aguanto y me animo a apretar el paso. Soy consciente de que el terreno es favorable al ser todo cuesta abajo y sé que cada segundo que arañe en las bajadas lo necesitaré cuando lleguen las subidas para no salirme de mi objetivo.
Afronto Diego de León a traguitos de Powerade ya que me noto cada vez más flojo y revuelto y pienso que la botella de poción mágica azul que arrastro conmigo puede cambiar algo (aún no sé si a peor o a mejor). El caso es que debido al efecto placebo, o más probablemente al inicio de la bajada de Francisco Silvela, en este momento mis pies van más ligeros y rondo en algunos tramos los 5:15 para terminar el km 3 en 5:42. Me obligo a bajar revoluciones siendo muy consciente de que no voy tan sobrado y empiezo a buscar desesperadamente el avituallamiento.
Aferrado a mi poción mágica. |
Sé que aún me quedan un par de kilómetros para llegar, pero dado que apenas hay gente en la calle que anime y que no me encuentro muy fino, busco cualquier cosa que me haga distraerme de las malas sensaciones y me estimule. Curiosamente es el hecho de que el recorrido pasé por los túneles de Francisco Silvela en lugar de por la superficie lo que lo consigue.
La primera sensación es "mola!", mientras bajamos como una marea rosa hacia el interior del túnel, pero una vez dentro y con el ambiente cargadísimo que se percibe, me surgen 1.200 pensamientos enfermizos del tipo: 2.000 personas respirando a todo pulmón, sin mascarilla y en un ambiente cerrado no parece la mejor idea del mundo en mitad de una pandemia. Sin embargo, alguien rompe mi pensamiento con un "VAMOOOOOS!" que retumba en todo el túnel y me hace espabilar. "VAMOS GENTE!!" respondo con todo el aire que me sobra, que no es mucho y la sonrisa se me pinta en la cara. ¡Qué fácil es hacernos felices!
En este momento descubro que aunque Francisco Silvela es teóricamente bajada, el hecho de hacernos entrar y salir de los túneles convierte este tramo de carrera en una especie de montaña rusa con tanto sube-baja y noto como mi ritmo se resiente. Me fuerzo a no bajar la marcha en las subidas consciente de que no me sobra demasiado y cierro mi km 5 en 5:47. Ya está lista la mitad de la carrera,¡ y ahora solo queda descontar.
Casi llegando al km 6 aparece finalmente el avituallamiento, los voluntarios, como siempre, son lo mejor de estas carreras, te animan, te envuelven, te hacen volar y casi quieres abrazarles. Hago un balance rápido del estado de mi estómago, pero el ver que voy en ritmo y que no veo los baños donde debería haberlos me hace desistir de pensar más en esto. Trago de agua y aprieto un poco viendo que este kilómetro se me está escapando. Consigo acabarlo en 6 minutos clavados y ya solo quedan 4 km más hasta la meta.
En mi cabeza tenía por delante dos kilómetros de bajada continua hasta Atocha antes de enfrentarme de nuevo al Paseo del Prado y como me siento fuerte otra vez, trato de aprovechar la pendiente y recortar el tiempo perdido bajando a casi 5:10 y ya casi saboreando la victoria, pero de repente descubro la terrible realidad de la Avenida de Nazaret de la que nunca había oído hablar. Una subida muy fuerte, inesperada y demoledora me hace temblar, pero decido que no será aquí donde baje el ritmo y opto por darlo todo y guardar mi último comodín para más adelante, así que trato de poner mi mejor pose de corredor, mirada al frente y barbilla en alto, aprieto los puños y hasta el alma y consigo coronar esos malditos 500 metros entre jadeos para cerrar el kilómetro 7 en 5:39. ¡Esto está hecho!
Esto huele a meta |
Al llegar a Cibeles la meta se intuye a unos cientos de metros y ya comienzo a apretar los puños para celebrarlo. Estoy subiendo fuerte y tengo tantas ganas de cruzar esa meta que voy adelantando a todos los que tengo a tiro. Una vez que sé que voy a conseguir terminar en menos de una hora, me permito el lujo de perder unos segundos y posar para las fotos y cruzo la meta en torno a los 59 minutos celebrándolo por todo lo alto.
Celebrando como si no hubiera un mañana |
Mi reloj me recuerda que he corrido los 10 K en 57:47, mi mejor marca personal y que he recorrido en torno a 150 metros más hasta la meta de los necesarios. Tomo nota mental de coger las curvas algo más cerradas la próxima vez y ahorrarme esos metros de sobra.
Al final, tiempo oficial 58:48 y ¡objetivo conseguido! Para mi colección una fastuosa medalla finisher y una marca de la que sentirme muy orgulloso. Más aún teniendo en cuenta que hice un recorrido muy parecido hace tan solo 15 días en 1 hora y 10 minutos. ¡Casi 11 minutos más!
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