domingo, 30 de enero de 2022

10K: V Carrera Fundación Real Madrid

V Carrera Fundación Real Madrid

Los previos

Llevo algún tiempo sin escribir por la única razón de que con mi ajetreada vida personal he tenido muy poco tiempo para salir a entrenar y en estas circunstancias llegaba al final de Enero sin haber corrido ni una carrera y empezar mal mi propósito de 2022 de correr al menos una vez por mes. 

Además he descubierto con horror que, no sé si por haber tenido el Covid sin saberlo o cualquier otra razón, de repente estoy terriblemente flojo. Acostumbrado en los primeros días de enero a rodajes de al menos 6 kilómetros y con un ritmo cercano a los 5:30, en los últimos días que he salido he sido incapaz de dar la talla y en más de una ocasión he tenido que pararme a los 3 o 4 km por no dar más de mí.

Así que anoche mientras me preparaba para la que sería mi primera carrera del año y esta mañana mientras me vestía tenía una espantosa sensación: No quiero correr.

Sin embargo, un poco porque soy cabezota y otro poco por "yo lo he pagado, yo corro" me he plantado en la línea de salida con una sensación muy desagradable.

Así pues, dorsal 1204 en mitad de la Castellana, al lado de los Nuevos Ministerios con el himno del Real Madrid sonando a todo trapo, bastante más gente de la que esperaba para ser una carrera "minoritaria" y en general me ha sorprendido la cantidad de gente con la camiseta oficial. Ya sabéis que me encanta la "marea de color". Es decir, cuando ves a todos los participantes avanzar a la vez luciendo el color de la camiseta de la carrera.

Supongo que el hecho de ser una carrera promovida por un club de fútbol hace que participe gente más afín y que sea más fácil que quieran ponerse el logo al pecho.

Normalmente disfruto del ambiente, me gusta mezclarme y sentir que formo parte de la marea de color pero hoy creo que tenía más ganas de irme que de quedarme. ¡Qué mala es la mente!

La carrera

En estas circunstancias estaba, sintiéndome incómodo con mi estado y viendo como iban dando la salida a las olas que me precedían y al contrario que otras veces, estaba tan poco absorto que hasta me he acordado de sacar fotos y poner el reloj con tiempo, cosas que casi nunca hago.

Listo para empezar... ¿o irme?

De repente ha sonado el disparo de salida y cuando llega ese momento, de una forma o de otra ya no hay vuelta atrás.

Tenía la sensación de haber salido muy rápido y he querido controlar mi impulso inicial de no dejarme llevar con el subidón, pero cuando he mirado el reloj me he decepcionado un poco. A pesar de t5ener la sensación de ir a tope estaba yendo a 6:30, así que en lugar de frenar me ha pasado lo que nunca antes, he querido acelerar.

El primer kilómetro se me ha hecho muy duro, cuesta arriba por la Castellana, mirando incrédulo el reloj que no bajaba de 6:30 y una sensación de ir fundido desde la salida.

Me ha venido bien ver que mucha de la gente que estaba conmigo en la salida mantenía un ritmo cercano a los 6, así que contrariamente a lo que siempre hago, me he acercado a ellos para tratar de buscar alguien que me marcase un poco el ritmo, para terminar mi primer kilómetro en 6:12 a pesar de sentir que me estaba dejando el alma.

Los sube y baja de la calle Alberto Alcocer me estaban matando y recordando mis peores momentos de la EDP Rock and Roll mi estómago parecía una orquesta de cumbia, dando saltos sin parar. ¡No estaba siendo mi carrera! 

En este momento había cerrado mi segundo kilómetro a 6:03 y ya estaba buscando la meta porque no podía más. Por suerte las primeras bajadas de Príncipe de Vergara han venido en mi auxilio y además he vuelto a tener a la vista al grupito que intentaba seguir así que me he animado a alcanzarles y tirar a su ritmo todo lo que pudiera.

De esta manera y luchando contra un sinfín de pensamientos negativos que nunca había sentido, he podido mantener el ritmo y cuando me he dado cuenta ya habíamos llegado al Parque de Berlín en torno al kilómetro 4 habiendo recorrido los dos últimos en 5:39 y 5:31. De repente las medias empezaban a ser muy positivas y aunque me sentía muy cansado, no me sentía peor de como había empezado.

A pesar de eso, en ese momento, una bifurcación separaba los caminos de 10K y 5K y os prometo que nunca he sentido tantas ganas de irme por el camino corto, pero después de regañarme a mi mismo con mi voz interior más severa no me ha quedado más remedio que agachar la cabeza y cruzar obediente la Plaza de Cataluña rumbo a mis próximos 6 Km.

En ese momento en el que ya me he animado a seguir en carrera, el resto de mi cuerpo ha decidido alinearse con mis pensamientos y a empezado a tirar más fuerte. Reconozco que el que todo ese tramo fuera cuesta abajo me ha servido para poder subir el ritmo sin resentirme mucho y animarme al ver cómo llegaba al ecuador de la carrera con otro parcial de 5:31.

Parciales de los primeros 5 km

A partir de ahí me he reconocido a mí mismo y por fin he empezado a hacer mis típicos cálculos a lo cuento de la lechera para poder llegar en menos de una hora. "Si mantengo este ritmo otro kilómetro más, podré perder 20 segundos por kilómetro cuando llegue a la cuesta arriba...". Sé que soy un maldito enfermo, pero son las cosas que me ayudan a centrarme en la carrera y a ir poniéndome pequeñas metas que me mantienen motivado durante el recorrido.

Seguía sintiendo el estómago dando saltos, pero he decidido que me daba igual y el avituallamiento, aunque muy frío ya que nadie daba un mísero ánimo, me ha sentado de perlas para recuperar sensaciones más agradables.

Por fin estaba disfrutando de la carrera y recorrer nuevamente Serrano que me recuerda a la EDP Rock and Roll y a mi reciente San Silvestre Vallecana me ha dado alas. Moverme sobre territorio conocido siempre te da confianza y hasta ahora, salvo el tramo de la Castellana, solo había ido por zonas que solo conocía yendo en coche.

Cerrar el kilómetro 6 a 5:26, además con un muy acertado cartel puesto por la organización "Ya lleváis más de la mitad, ánimo" y dándome cuenta de que aún tenía al menos otro kilómetro más cuesta abajo antes de enfrentarme a la cuesta arriba ha terminado de animarme a seguir tirando fuerte y casi ni me he enterado del recorrido hasta llegar a la Puerta de Alcalá tras terminar en 5:32 el kilómetro 7. De repente las cuentas me daban y todo tenía muy buena pinta.

Confieso que me preocupaba muchísimo enfrentarme a la subida desde las Cibeles hasta nuevos Ministerios, pero cuando he empezar a subir por Recoletos me he dado cuenta de que tenía la Plaza de Colón y ni siquiera me parecía muy lejana. Había cerrado el kilómetro 8 a unos increíbles 5:19 y me sentía mejor que nunca.

Vale, en este momento la euforia se me estaba gastando a medida que continuaba subiendo, pero a pesar de ir jadeando como un perro en verano, no me sentía tan mal. Aunque la subida era dura, no me estaba costando ni la mitad de lo que temía y me veía capaz de mantener al menos un ritmo de 5:40.

En ese momento y tras haber comprobado en un par de punto kilométricos que llevaba unos 200 metros de diferencia contra mi GPS ya solo era cuestión de seguir apretando mientras entretenía mi mente haciendo cálculos. "Si en el kilómetro 7 llevaba 130 metros de diferencia y ahora estamos llegando al 9, entonces me faltan..." pero sinceramente, me sentía a tope y no me hacía ni falta.

En ese momento paso delante de dos chicas que nos animaban en Colón como si no hubiera mañana -las únicas de toda la carrera-, dándome el impulso suficiente para el último tirón cuando quedaban apenas quedaban 1.000 metros. Siendo sincero, me daba miedo dar un último sprint y quedarme seco, pero ahora a toro pasado siento que podría haber apretado un poco más.

A pesar de todo, he cruzado la meta dando todo lo que me quedaba y al mirar el reloj he visto con mucha sorpresa un tiempo de unos 57:35. De hecho, casi 200 metros antes ya me había saltado el aviso de haber hecho MMP de 10K en 56:31. ¡Tengo que aprender a correr por los puntos de menor distancia!

En cualquiera de los casos me llevo dos inesperados MMP: Mis mejores 10 Kilómetros y mi mejor tiempo oficial en un 10K.

Un placer inesperado

Conclusiones

En mis últimas carreras iba con muchas ilusiones: Bien porque me encantaba el concepto de la carrera en sí misma como la Carrera contra el cáncer, el recorrido como la EDP Rock and Roll, o su historial como la San Sivestre Vallecana y en todas ellas, a pesar de haber disfrutado mucho siempre he terminado con un cierto saborcillo amargo en la boca por no haberme sentido tan especial como esperaba.

En esta carrera no esperaba nada bueno, de hecho me esperaba cosas muy negativas: Sentirme fatal, no poder terminar y volver a casa con el rabo entre las piernas. Sin embargo, a pesar de que como carrera en sí ha sido mucho más pequeña, fría y sin el sabor de las otras me ha dejado un gran sabor de boca.

En primer lugar porque, aunque es cierto que tenía sus fallos, como por ejemplo que la medalla finisher te la dieran al recoger el dorsal ¡Antes de la carrera! o que ni el avituallamiento final ni la bolsa del corredor tuviera nada sólido. ¡Un platanito siempre viene bien!, estaba lo bastante bien organizada con todas esas cosas básicas que deberían venir por defecto como guardarropa, avituallamiento intermedio... etc. que he echado mucho en falta en carreras que tienen un cartel muy superior a esta.

En segundo y el más importante porque es la primera vez que he conseguido cambiar mis pensamientos desde lo más negativo a lo más positivo y he podido reconducir una carrera que había empezado fatal.

Es cierto que en otras carreras como la EDP Rock and Roll había tenido malas sensaciones al principio o momentos de flaqueza, pero eran carreras a las que llegaba con muchas ganas y con todas las expectativas puestas, por lo que a nada que empezaron a salir bien las cosas me fue muy fácil cambiar el chip. 

En este caso, en torno al kilómetro 4 no tenía nada que me mantuviera en la carrera y solo quería, como diría Mafalda, "que paren el mundo que me quiero bajar".

Por tanto me llevo el enorme aprendizaje de que en las carreras como en la vida no siempre estamos como nos gustaría, pero seguimos teniendo el potencial de hacer que las cosas sean diferentes. No siempre que empiece mal voy a ser capaz de darle la vuelta a la tortilla hasta un MMP, pero es bueno saber que tendré las herramientas para dejar de pensar en lo que no debo y cambiar mi forma de aforntarlo.

Al final, tiempo oficial ¡57:30! mi tercer Sub-60 y una medalla finisher súper bonita.

Una más para la colección.
¡Nos vemos en las calles!

3 comentarios:

  1. 2 apuntes, aunque vayas siguiendo la línea azul( o del color que sea) puedes hacer más metros, y el segundo apunte va ligado al 1º, ya que el gps tiene un margen de error y aunque siguieras escrupulosamente la línea, te daría una distancia diferente a los 10k en este caso. Saludos

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    1. Muchísimas gracias por tu aportación... Ser novato es lo que tiene, todo es nuevo y todo te confunde :)

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    2. Todos hemos sido novatos alguna vez. Antes entrenábamos sin gps, y marcábamos laps o vueltas en determinados puntos, farolas, puentes etc. Pero recuerdo mi 1er maratón con gps, ya tenía unos cuantos con reloj normal, y me volví loco intentando analizar datos porque obviamente los kms marcados por la organización no coincidían con mis kms del gps, y ya no atinaba a pensar si iba más rápido o más lento. Una locura.

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