domingo, 19 de diciembre de 2021

10K: La carrera de las empresas 2021

La Carrera de las empresas 2021.

Después de mucho tiempo parado y tras un periodo de readaptación para mi vuelta al asfalto, hoy tocaba colgarse de nuevo un dorsal al pecho y participar en la Carrera de las empresas 2021, un 10K por equipos de 2 a 4 personas por la Castellana donde la puntuación final la da la suma de los tiempos de todos los miembros de cada equipo.

Todos los años en la empresa veía circular los típicos correos corporativos motivando a unirse a la carrera y pensando lo típico de "un año de estos me apunto"... Bueno, pues en mi lista de pequeños logros de este año está el haber dado el paso definitivo y haberla corrido.

Mi objetivo era valorar mi recuperación tras la lesión y mi estado de cara a la San Silvestre Vallecana así que me conformaba con entrar en unos 65-70 minutos y recuperar sensaciones, sin aspirar todavía a volver a hacer un sub60 como en la edp Rock and Roll.

La preparación

Nos hemos citado todos los participantes de la empresa para repartirnos las camisetas, dorsales y demás, a las 8:30 cerca de la salida. Allí calentaremos en conjunto, haremos grupo y nos repartiremos en los diferentes equipos y en las modalidades, ya que algunos corremos los 10 Km y otros 6,5 Km.

El trayecto es idéntico para ambos grupos, saliendo del Museo de Ciencias Naturales por la Castellana hasta la plaza Castilla. Después volvemos al punto de partida, donde los de 6,5 K terminan la carrera y los de 10K continuaremos hasta Colón para dar la vuelta hasta la meta común.

De camino a la cita me empapo de las primeras imágenes, el ambiente pre carrera es fantástico y todavía me pone los pelos de punta ver a tanto corredor abarrotando las calles. También me sigue sorprendiendo el aspecto tan formidable que tienen muchos de ellos y me pregunto si alguna vez se me verá con esa pinta de devorador del asfalto que lucen algunos... Asumo que la respuesta es no.

Me encanta ver cómo muchas empresas han querido destacarse a lo grande y tienen montados sus propios stands, han equipado a sus participantes con ropa de correr corporativa llena de detalles o forman corrillos en los que se respira auténtico espíritu de equipo... 

Confieso que llegar a mi propio "circulo" me decepciona un poco... Somos pocos, muy pocos, de hecho falta al menos un tercio de la gente que tenía que venir incluyendo a mi propio compañero de equipo, por lo que  me lamento al ver que ya estoy descalificado desde antes de empezar ya que solo puntúan los equipos donde todos sus miembros llegan a la meta.

Al menos tenemos camiseta corporativa, un poco más cutre que la de otros equipos y de manga corta para una carrera en diciembre, pero da el pego y nos ayuda a diferenciarnos. Eso sí, cuando empezamos a animarnos, nos enteramos de que el responsable de traer los dorsales se ha olvidado de ellos y que a falta de 30 minutos dependemos de que nos los puedan traer a tiempo...

En este panorama de un tanto de desconcierto y frialdad noto que falta ese espíritu de equipo que he visto en tantos otros grupos. De hecho ni siquiera nos presentan entre nosotros, con lo que hemos ido haciendo grupitos. Aún así se agradece ver de nuevo a gente a la que con la pandemia hacía tiempo que no te encontrabas y quieras o no se te pinta una sonrisa en la cara... aunque con la mascarilla no se vea.

¡Haciendo equipo!

Finalmente tras asumir que los dorsales ya no llegarían a tiempo y justo cuando nos llaman a la línea de salida aparece alguien a toda prisa con ellos que nos ponemos como podemos mientras hacemos malabarismos por encontrar imperdibles que tampoco se han acordado de traer. 

Así que el comienzo de la carrera es caótico y confuso y nos mezclamos entre la muchedumbre sin ni siquiera desearnos un "Suerte equipo"... ¡Un desastre, pero ahora toca correr!

La carrera

En ese momento en el que empiezo a trotar mientras me ajusto el dorsal 9326 que, por cierto, me tapa el logo de la empresa situado poco estratégicamente en mitad del pecho, me acuerdo de que con todo el trajín no solo no he calentado sino que ni siquiera he activado el GPS.

Por "suerte", en esta carrera han decidido que las marcas no importan, así que no hay cajones de salida y que las medidas Covid tampoco son tan relevantes por lo que nos hacen salir a todos a la vez -cosa que no había visto en todo este tiempo- en un batiburrillo humano. De este modo, la salida se convierte en un torrente que intenta atravesar un embudo, no dejando apenas espacio para moverse. Así que, en este inicio lento me da tiempo a activarlo todo sin problemas.

Los primeros cientos de metros son agobiantes, muchísima gente se agolpa en la calle chocando unos con otros. Los corredores que pretenden hacer marca acortan por donde sea, aumentando el caos, pasando por los parterres, el carril bus o las cabezas de los demás corredores si hace falta. En este momento ya casi nadie lleva mascarilla y parece la Puerta del Sol en pleno fin de año. Nota terriblemente negativa para la organización.

Una salida más bien densa...

En este panorama apenas consigo recorrer mi primer kilómetro en un poco más de 7 minutos con lo que me descuelgo de mi ritmo habitual y de cualquier pretensión de encontrarme con mis compañeros de 10K que han salido como tiros filtrándose entre las rendijas que dejan los demás corredores.

Yo,  de momento, confieso que me siento gruñón. Voy protestando mentalmente por todas mis desventuras y no estoy realmente donde tengo que estar, por lo que cuando me centro un poco veo que mi ritmo es muy bajito y soy consciente de que como no me espabile no voy a llegar ni en una hora y cuarto, así que aprieto el paso y me quedo en un ritmo de 6:20 kilómetro.

Sé que los 3 primeros kilómetros de carrera son cuesta arriba, después 5 cuesta abajo y de nuevo otros 2 cuesta arriba, así que me relajo un poco pensando que tendré una bajada larga donde recuperar el tiempo perdido y pienso que 6:20 para la subida es un ritmo que se ajusta a mis capacidades actuales.

Con esos pensamientos alcanzo el kilómetro 2 y ya tengo a tiro la Plaza Castilla mientras que de vuelta ya pasan los corredores en cabeza a un ritmo infernal mientras la gente les jalea. ¡Fenómenos!

Otra vez más la organización se empeña en convertirnos en carne de cañón y nos hace circular por el túnel de plaza de Castilla en lugar de por la superficie, por lo que la gran masa de miles de corredores se adentra en el túnel y se comprime, haciendo que se reduzca al mínimo cualquier distancia de seguridad. El ambiente está muy cargado, vamos hombro con hombro y estoy deseando salir. Confieso que en este momento no me siento muy cómodo.

Se supone que en cualquier momento tenemos que girar para afrontar la Castellana en sentido descendente pero los metros se me hacen eternos y justo cuando por fin acabamos el horrible túnel nos hacen dar la vuelta justo a su salida y volver a recorrerlo en sentido inverso. Esta vez se me hace un poco más corto, quizás porque asumo que ya entro en la cuesta abajo y me preparo para aprovecharla todo lo que pueda.

A la salida del túnel me quedo sin excusas para no dejar de quejarme y empezar a poner toda la carne en el asador, así que subo el ritmo para quedarme en unos 5:40 min el kilómetro. Además a lo lejos distingo a algunos de mis compañeros y me anima ver que los tengo a tiro y aspirar a no llegar el último... No podré participar en la parte por equipos, pero el animal competitivo que vive en mí no se resiste a intentar superar a alguno.

Justo cuando acabo de superar el kilómetro 4, adelanto a dos de mis compañeros que participaban en la carrera de 6,5 km, pero ni rastro de los que participaban en los de 10 K. Así que viendo que voy suelto de piernas me animo a mantener el ritmo y empiezo a disfrutar.

En mis últimas carreras siempre había tenido molestias de algún tipo pero un balance rápido me hace ver que físicamente estoy bien, a excepción de mi fondo que desde la lesión y el tiempo parado aún no ha vuelto a ser el que era, por lo que me siento un poco en deuda conmigo mismo sabiendo que el ritmo fuerte que llevo ahora lo pagaré con las energías del futuro... Aún así como la cuesta sigue siendo benévola la aprovecho.

Además, en ese punto, nada más cruzar el Bernabéu me encuentro con la única persona que había animado en todo el camino. Acostumbrado a tener aunque sea un aplauso de vez en cuando me sorprende ver el ambiente tan frío de esta carrera y felicito mentalmente su iniciativa al tiempo que le agradezco de corazón sus ánimos, que aunque vengan de uno solo me llegan hasta el tuétano de los huesos. ¡Gracias!

En este momento los metros me se pasan volando y cuando me doy cuenta ya estoy en el kilómetro 6 y aparece la encrucijada con la ruta hacia la derecha para los del 6,5k y a la izquierda para los de 10k. En ese momento me arrepiento de no haber cogido la opción "light" y me muero un poco de envidia viendo como unos terminan mientras a mí aun me queda un tercio del recorrido

Confieso que otra parte pequeñita de mi mente piensa "Al revés, tú lo que eres es un valiente" y con esa sensación me quedo, sonrío, tomo el camino de la izquierda y sigo corriendo.

Llegando a la encrucijada de caminos. ¿Pastilla roja o azul?

Así que, entre que la mitad de los corredores se va en otra dirección, haber encontrado al único animador de la carrera y que llega el avituallamiento -también muy frío- que ya no esperaba encontrar, este tramo de carrera se me está pasando muy rápido. La cuesta abajo también ayuda muchísimo y consigo mantener el ritmo de 5:40 sin mucho sufrimiento. De hecho muy a lo lejos veo los globos de las liebres y me empiezo a plantear si tendría alguna opción de alcanzarlos y terminar en un tiempo digno... pero parece muy lejano aún.

Justo ahí, alcanzo a una de las compañeras que había comenzado la carrera con un ritmo infernal y que ahora parece que ha pagado el precio de un esfuerzo prematuro. La animo a seguir y aunque trata de acompañarme unos metros, parece ko y se rinde. Me felicito mentalmente por haber sido prudente en el inicio y me da un poco de vidilla para seguir aprovechando la cuesta abajo que ya se termina.

Estoy llegando a un momento delicado, llevo unos 7,5 km y mis piernas ya están algo justitas. Además, como la carrera da la vuelta sobre sí misma veo en sentido contrario el cartel del km 9 y a toda la gente que recorre la Castellana cuesta arriba, casi a punto de terminar. Intento imaginarme a mí mismo en esa tesitura y me da pánico todo lo que me queda y tener que empezar a subir otra vez. Hago cálculos de cuánto tiempo me queda para encontrarme justo en ese punto y sé que en menos de 10 minutos me tocará. 

Justo cuando alcanzo el kilómetro 8, llegamos a la plaza de Colón y comenzamos el camino de vuelta. El globo de las liebres de repente parece a mi alcance y empiezo a hacer nuevos cálculos para ver si soy capaz de entrar en menos de una hora, así que me peleo con mis piernas para aguantar los 5:40 min/km que llevaba en la bajada durante la subida.

A pesar de mis esfuerzos la subida me desgasta y voy con lo justo "A este paso no llego en una hora" me digo. "Ya, pero si acelero tampoco voy a llegar" me respondo. Al final gana la primera idea y consigo volver a los 5:40 y alcanzar el globo justo cuando acabo de pasar el kilómetro 9.  En ese momento pienso que ya lo tengo hecho y que solo tengo que seguir con ellos, pero haciendo números veo que ese globo debe ser el de los 65 minutos, por lo que, a pesar de que yo salí más tarde, si me quedo con ellos no alcanzo el objetivo.

Aprieto unos cientos de metros pero ya asumo que no voy a ser capaz de recortar el minuto que me queda en menos de un kilómetro y ya solo me esfuerzo en no bajar más el ritmo. Entro en la meta ya despreocupado por el tiempo, dándolo todo y celebrando haber cruzado mi séptimo arco.

Al final 01:01:18, mucho mejor que de lo que esperaba antes de la carrera y aún unos minutos por debajo de cómo estaba hace unos meses, pero a pesar de eso las sensaciones generales son muy buenas. Me ha faltado físico, pero las piernas han respondido bien.

Una vez más al cruzar la meta un ambiente muy frío, casi nos echan de la zona de llegada sin apenas animarnos como en otras carreras. Nos dan una efímera bolsa del corredor con un poco de desgana y fuera.


Conclusiones

La carrera en general no me ha gustado mucho. Ha sido muy fría y con una organización que no ha estado a la altura de la actual situación sanitaria, por mucho que se empeñen en recordarte que te pongas la mascarilla a la llegada. 

Avituallamiento solo líquido, no han dado mascarillas limpias al llegar, nos han hecho salir a todos a la vez sin cribar por cajones, ni respetar la distancia covid y haciéndonos pasar por varios embudos donde se amontonaba la gente.

Por otro lado por la parte que compete a mi empresa tampoco me ha gustado. No han creado ambiente de equipo en ningún momento que es el objetivo de un evento como este. Tampoco se han preocupado en que nos encontrásemos todos a la llegada y compartiésemos la jugada con una bebida, no han tenido el gesto de esperarnos en meta y quizás sacar alguna foto. En general poco y mal organizado.

Correr, como siempre, ha sido un placer mezclado con sufrimiento. Me encanta la sensación de seguir superando metas y obstáculos que creía imposibles y poder terminar un nuevo 10K con cierta tranquilidad.

Me llevo muchos deberes para el futuro pero una sensación de que poco a poco avanzo por la senda adecuada.

Carrera de las empresas 2021.

¡Nos vemos en las calles! Próxima parada... ¡San Silvestre 2021!

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