Legua de Tielmes Vega del Tajuña.
Bueno, pues después de haber abandonado este hermoso pasatiempo por una larguísima temporada, he decidido retomarlo con energías renovadas y después de haber estado unos meses recuperando el estado de forma, he pensado que nada mejor que volver justo donde lo dejé... La Legua de Tielmes 2 años más tarde.
Tal y como expliqué, precisamente, en mi última entrada se trata de una carrera de unos 6 kilómetros en terreno mixto, mitad asfalto y mitad camino de tierra.
A pesar de llevar tiempo sin enfrentarme a una carrera, sí he podido entrenar con cierta asiduidad en los últimos tiempos y tenía la curiosidad por saber si iba a poder mejorar la marca de un "yo" del pasado con mucho más rodaje acumulado, aunque no en ese momento y sobre todo, 2 años más joven.
Los previos.
A primera vista me da la sensación de que hay menos gente que en la entrega anterior en la que estuve, pero aun así, vengo con muchas ganas y solamente estoy deseando empezar. Aprovecho para calentar un poquito sin venirme muy arriba, porque con el fuerte calor que hace, enseguida me convierto en un charco ambulante de sudor.
Mientras caliento, los chavales del pueblo, desde los más pequeños a los adolescentes están participando en sus propias pruebas y el speaker hace su magia manteniendo a todo el mundo atento y enchufado. No escatima en comentarios motivadores, chascarrillos y aporta un toque de magia que hace que todos nos sintamos importantes por un ratillo.
La carrera.
Como siempre sucede, los 10 últimos minutos antes de la carrera son un batiburrillo de pensamientos en el que trato de disfrutar de la energía, reviso rápidamente a la gente que me rodea y trato de imaginarme por su aspecto (casi siempre de forma equivocada) quienes pueden ser los que vayan a un ritmo más parecido al mío y, en consecuencia, a los que serán mis compañeros de travesía.
Recuerdo que la última vez que estuve aquí, la salida fue rapidísima para lo que esperaba y los pobres ciclistas que hacían de coche escoba tuvieron casi que hacer malabarismos para mantener mi penoso ritmo, así que, sintiéndome un poquito más fuerte que entonces, decido mientras suena la cuenta atrás intentar hacer un arranque algo más digno.
Cuando suena la bocina y empezamos a movernos, siento como siempre una gran emoción y a la vez un poquito de orgullo de haber conseguido ser mejor que todas las versiones de mí mismo que podrían haberse quedado en el sofá en lugar de estar aquí.
Al mismo tiempo, también siento un sutil destello de esperanza cuando veo que, o bien yo estoy mejor de lo que pensaba o esta vez la salida no ha sido tan rápida y he podido mantenerme en el pelotón a un ritmo que me resulta manejable.
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Escoltado |
A pesar de todo no me quiero confiar y decido mantenerme cerca de un grupito a los que pretendo utilizar de liebre mientras mido mis fuerzas, corriendo a aproximadamente 5:50 min/km.
A medida que pasan los minutos y contrariamente a lo que suele sucederme, me siento fuerte y bien. No me está costando demasiado mantenerme a un ritmo por debajo de los 6 min/km y no me escucho jadear ni me duele nada. Es algo a lo que no estoy acostumbrado ya que, normalmente, en las carreras fuerzo un poco más de lo que acostumbro y acabo batallando conmigo mismo a cada paso.
Hoy, sin embargo, siento que los músculos responden y que el calor no me está afectando demasiado y, de hecho, cuando me quiero dar cuenta ya llevo 2 kilómetros y me siento tranquilo.
Justo en ese momento en el que parece que mi vida es un camino de rosas suceden dos cosas simultáneamente:
La primera de ellas es que me adelanta un grupo de mujeres a las que estimo unos 15 años más que yo fácilmente mientras hablan sin parar... En ese momento me doy cuenta de que, aunque voy bien, sería incapaz de dejar de respirar de forma constante sin desfallecer, mientras ellas van a un ritmo muy superior al mío hablando sin parar...
La segunda es una de esas cosas que nunca queremos que pasen y es que, de repente, comienza un bullicio en la carrera que parece provenir de la cabeza. Alguien ha tenido un golpe de calor y parece que se ha desmayado. Rápidamente, la gente se organiza de forma espontánea para transmitir el mensaje hacia atrás ya que habíamos pasado una ambulancia unos cientos de metros atrás. Como ya hay mucha gente rodeando a la persona inconsciente y no se puede hacer mucho más, el resto de corredores seguimos avanzando mientras se escuchan las sirenas de la ambulancia...¡Esperemos que no sea nada!
Con estos dos eventos, me vuelvo a analizar con miedo a que la doble interrupción mental me haya sacado de la carrera, pero veo que todavía me siento fuerte y además, cosa rara en mí, voy adelantando a bastante gente mientras nos acercamos al 3er kilómetro.
En ese momento, decido que tengo fuerzas suficientes para mantener el ritmo en torno a los 5:40 min / km y aunque creo que tengo un pelín más de gasolina, prefiero no forzar y disfrutar del recorrido. Me encanta la sensación constante de saber donde estoy y de poder comparar las sensaciones contra la última vez que estuve aquí. Me encanta sentir que voy menos esforzado, más suave y que tengo más capacidad de disfrutar del recorrido.
Solamente echo un poco de menos que, la última vez, había más animación por parte de los vecinos e incluso uno de ellos salió a regarnos con una manguera y refrescarnos un poco. Esta vez hay más silencio en el recorrido y los pocos con los que nos cruzamos parecen ir bastante a su rollo, dando un paseo o haciendo su vida y sin prestar mucha atención a la carrera.
Cuando me quiero dar cuenta, estamos enfilando el último kilómetro y medio y, por primera vez, me empiezo a notar un poco cansado. Me planteo hacer un último sprint y tratar de mejorar el ritmo en el último kilómetro, pero lo voy postergando en mi cabeza dándome cuenta de que aunque voy bien, no me queda ya mucho combustible... Finalmente opto por mantener el ritmo y disfrutar del placer de ver acercarse la meta y saber que, una vez más, lo voy a conseguir.
Recuerdo que la última vez, el speaker se olvidó de mí al cruzar la meta, pero esta vez me da mi pequeña dosis de protagonismo y me dedica unas palabras mientras me acerco al arco.
- "... y aquí viene Miguel Ronda...¡Rondando la meta!"
Reconozco que me encanta el chiste y dedico 2 segundos a aplaudirle mientras cruzo la meta con una sonrisa y toda la satisfacción del mundo.
El tiempo final ha sido de 34:28 que es 1:30 menos que la última vez que lo corrí, así que no puedo estar más satisfecho.
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Rondando la meta |
La post-carrera.
Una vez más la organización de la carrera brilla y al terminar, nos tienen preparado un estupendo refrigerio donde no escatiman en bebidas, bocadillos de todo tipo y lo mejor...¡Sandia fresquita cortada y preparada para nosotros!
Además la bolsa del corredor ha estado muy surtida con todo tipo de cosas, muy lejos de las mugrosas bolsas del corredor y avituallamientos que últimamente ofrecen en las carreras supuestamente "grandes". Mucho tienen que aprender del espíritu que tiene esta carrera mucho más humilde, pero perfectamente gestionada y coordinada: Bien explicado, buen avituallamiento, un speaker que te mantiene enchufado toda la prueba y todo el mundo con una gran sonrisa.
¡Nos vemos en las calles!