Bueno, llevaba un tiempo escribiendo entradas acerca de mis primeros logros, pero hoy me toca hablar de algo un poco menos agradable.
Llevo unos meses con la pierna izquierda bajo mínimos: dolores de rodilla casi constantes, molestias variadas y de vez en cuando unos pinchazos nada alentadores en los isquiotibiales. Aún así, he intentado mantenerme en movimiento a base de visitas al fisio, rodilleras, calentamientos y estiramientos más intensos de lo habitual, ritmos lentos, posturas extrañas al correr... pero al final he sucumbido.
El viernes pasado, jugando al pádel, intenté hacer un sprint para llegar a esa bola a la que todo el mundo menos tú sabe que no vas a llegar. Nada más hacer el esfuerzo noté un latigazo en esa parte trasera del muslo que ya llevaba varias carreras amenazando, justo en mitad del bíceps femoral y el partido se acabó para mí.
Como aún el músculo estaba caliente, pude seguir un rato más, pero ya con la sensación de que algo no iba nada bien y al subirme al coche y notar que me dolía hasta sentarme y apretar los pedales me di cuenta de que la cosa iba en serio. Al final, estar lesionado es como estar enamorado... puedes creer que lo estás, hasta que un día te pasa de verdad y entonces no te queda ninguna duda.
Al llegar a casa me puse hielo, crema y me tome un par de antiinflamatorios, pero nada... el dolor no se iba. En mi cabeza me puse en el mejor de los casos y me tomé unos días de descanso, pero anoche la realidad me puso en mi sitio... toda la parte trasera del muslo se había convertido en un gran hematoma de pinta horrible.
Ese sospechoso color negro... |
Reconozco que mi primer pensamiento ha sido para la San Silvestre Vallecana: el origen de toda esta aventura corredora. El segundo, una vez echadas cuentas y ver que podría llegar, aunque otra vez muy justito, ha sido de cierto alivio. Los demás, irán viniendo estos días al ver que tengo que parar toda mi actividad.
Como aprendizaje me llevo el aprender a parar, llevaba ya demasiado tiempo notando que por unas cosas u otras mi pierna no iba bien y he pretendido fingir que no pasaba nada por forzar un poquito más. Al final, me va a tocar el descanso forzoso que pienso aprovechar para mentalizarme para una vuelta al asfalto más razonable. Es decir: más calentamiento, más estiramiento, pero sobre todo aprender a parar y buscar un médico al primer síntoma sospechoso.
En fin, como dijo alguien más sabio -y desde luego, mucho más fuerte que yo... ¡Volveré!
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